14 de septiembre de 2010

Mar



El sol brilla con una luz más blanca de lo habitual. Pega fuerte, pero la brisa hace que sea agradable dormir la siesta en la playa. Inclino mi cara hacia la luz, como un girasol, pero el viento trae granos de arena que se clavan como cuchillas. Pichan. Sonrío.

Intento acomodar mi espalda a la arena. A esta altura de la costa da asco. Me araña los pies y se siente como si estuviese tumbado sobre una roca.

Abro los ojos. El sol me deslumbra. Mi vista se acostumbra poco a poco a la luz, pero la claridad hace que vea las cosas de un color distinto.

Miro a mi izquierda y te veo. Te acabas de incorporar y ahora estás sentada sobre la toalla, mirando al mar. Fumas. Sé que tu bikini es naranja, pero lo veo rojo. Te acaricio la espalda. Te giras. Me miras y me sonríes. Te tumbas a mi lado y me abrazas.

Nos quedan pocas horas para separarnos. Para que termine esto. Volveremos a vernos, claro, pero nunca seremos las mismas personas que conocimos este mes de agosto. Sin embargo, sonreímos.

Ha sido un placer.

¿Me ayudas a hacer la maleta?


1 comentario:

Jessica dijo...

Agosto es un mes propicio para cambiar vidas. Septiembre será siempre el más odiado por oler a despedidas. Sea como sea, suerte!!!

Un besazo enorme! :)