12 de marzo de 2009

Remembering El Bohemio del Metro

Era allá por el año 2005, cuando estudiaba Historia (todos cometemos errores) iba un día con Toni en el Metro. Volvíamos de clase (antes de tiempo, por supuesto) hartos de desayunar y almorzar una cerveza tras otra.
El caso es que, inmersos en nuestros propios pensamientos, escuchando murmullos de otras conversaciones, cuando nos fijamos que una voz se alzaba por encima de las otras. Era un caballero, muy bien plantao él. Arregladísimo y con tintes bohemios. Llevaba una perilla romántica y el pelo conpletamente desordenado. Mantenía la cabeza bien alta, con el cuello estirado. En sus brazos mantenía un trozo de cartón, tamaño cuartilla, doblado imitando un libro. De vez en cuando ojeaba su libro.
Pero lo más interesante era la conversación que tenía con él mismo (la única persona capaz de entenderle). Era algo así como:
"Esta estación de Alameda tiene un toque así como de Gaudí, New York, Tokyo, neocontemporáneo, del siglo decimonónico, con una sintaxis totalmente paradoja del espacio-tiempo, con sus conos y sus cristalitos..."
Bueno, tras tres paradas con el monólogo llega la parada en la que Toni y yo nos teníamso que bajar. La de la calle Xàtiva, donde está la estación. El caso es que en megafonía se oye: "Próxima parada: Xátiva" y el gacho dice..."Eso es lo que yo le decía a mi novia: Xati, va!!" Sin comentarios...

Después de mucho años, paseando por Blasco Ibañez me lo crucé. Lo reconocí a kilómetros de distancia. Iba, para sus costumbres, hablando solo. También silvaba canciones. Llevaba bajo el brazo un cartón grande, quizá simulando una carpeta de estas que llevan los que estudian bellas artes o arquitectura, no sé. Porque lo que más llamó mi atención fue lo que llevaba colgado del cuello. Un trozo de cartón cuadrado, atado con una cuerda de esparto. El cartel rezaba lo siguiente:

En efecto. De nuevo, sin comentarios.

Y hace dos días, el martes, paseaba por la playa cuando lo volví a ver. Simplemente estaba sentado en un banco silvando la canción del Padrino. Nada extraño.

Pero yo creo que estoy en una época de buena suerte, porque el miércoles me lo volví a cruzar. Lo que oí de su conversación fue lo siguiente:

"Yo no soy gay y tú tienes una tetas tremendas, tremendas." En ese momento dio un respingo, se giró, se encaró contra una vaya de metal y le dijo, "no te pases". Luego los lagrimones que salían de mis ojos no me dejaron ver nada más.

Continuará, sin duda.

3 comentarios:

Unknown dijo...

Jo, eso espero, que continúe por mucho tiempo. ¿No te ha tentado nunca la idea de seguirlo?

Salva Ferrer dijo...

Sí me he tentado muchas veces, pero mi sentido común ha ganado la batalla interna.
Quién sabe con qué me podría encontrar!
Hay cosas que el hombre nunca debería conocer..

Anónimo dijo...

luego te cuento un cuento bohemio!!!

luego


boheme boheme