Hoy hemos ido a casa. Papá no estaba, pero sí Mamá, mi abuela y mi hermanos. Mi hermano Adama es muy alto y fuerte. Aunque los he notado un poco tristes. Sé que no me han visto, no pueden, pero no me importa. Ahora estoy tranquilo y bien acompañado por mi amigo el Mimi.
No deben de estar tristes por mí. Ojalá supieran lo feliz que soy ahora, y que no estoy solo. Ni lo estaré nunca más. Dentro de poco mi hermanita Sira estará conmigo. La veo en su cuna, apenas llora, ya casi no tiene hambre. Ella también ha hecho un amigo Mimi. Me alegro mucho por ella. La cuidaré siempre. Ya nunca pasaremos hambre.
2 comentarios:
Quina historia mes depriment i bonica a la vegada...
Muy conmovedor.
Publicar un comentario