13 de diciembre de 2009

Metafóricamente hablando...



-¿Cómo que no lo puedes expresar? ¡Eso es imposible! Has ganado muchos premios de poesía amateur y ya te han llamado para publicarte un poemario. Eres realmente bueno, jamás ha habido nada que se te escapara, nada para lo que no pudieras encontrar palabras y ordenarlas de manera que crearan sensaciones. Todos tenemos recuerdos de cosas que no nos han ocurrido gracias a tí.


-Lo sé, lo sé, pero no puedo. Esta vez no. Y me hace especialmente ilusión escribir, crear algo sobre ello. En forma de regalo. Pero me resulta totlamente imposible.


-¿Ni siquiera creando metáforas?


-Es lo que intento. Pero tampoco me sale. No sé, a ver....por ejemplo, constantemente las sábanas y la manta resbalaban y nos destapaban, y era como....como cuando, no sé, te metes en el mar de noche. Que hace fresquito, pero el agua está muy buena. Y cuando el oleaje hace que parte de tu cuerpo esté fuera del agua tienes frío. Eso que cuando sientes que el agua te roza estás calentito, sabes?


-Sé.


-Pero es que hay más detalles que no encajan. Como el hecho de que aunque las sábanas parecían tener vida propia, aún cuando el aire me tocaba los hombros, abrazarla me daba calor. Pero era un calor distinto. No me curaba del frío, pero no dejaba de ser cálido. Como abrazar una bombilla. Era extraño. Como cuando...como cuando hace frío y te metes en la cama. Es decir, llevas bata y estás calentito, pero te la quitas y te hielas durante los 3 segundos que tardas en meterte bajo el edredón. Y aunque la cama está fría y sigues tiritando dentro, estás a gusto porque notas un ligero calorcito y estás todo abrazado por el colchón, la almohada y el edredón. No sé si me entiendes...


-Creo que sí...pero el hecho de que sólo crea que te entiendo me preocupa, no es algo normal...


-Yaaaa.... Pues hasta aquí venía lo fácil. Luego...luego ¿cómo coño describo la textura de su espalda? ¿Cómo expreso lo que se siente al pasar la yema de tus dedos por su cuello y a lo largo de su columna vertebral hacia abajo, muy suave, sin hacerle cosquillas? ¿Qué digo? ¿Que es como estar sentado en un sillón de terciopelo, que no puedes dejar de acariciar? Es que tampoco es así. ¿O como una piedra sorprendentemente lisa, que acaricias y te paseas por los brazos, para sentir su suavidad? No...porque además tiene sabor. El sabor de sus hombros...eso no hay nada con qué compararlo.


-Buff....


-¿Ves? Soy incapaz de hacer que lo entiendas tú, que eres mi amigo.


-No sé ni cómo te las ingeniarías para describir uno sólo de sus besos...


-No lo voy a hacer. Me resulta impensable. Es que...no, no se puede..no puedo. ¡¡Qué maaaal!! ¡No puede ser! Jajaja...y luego está la sensación esa de ¡¡Ñiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii!!


-Jajajaja, ¿el qué? ¿Estás bien?


-Muy bien. Pero esa sensación...¿Cómo te diría yo? Es como que ese momento lo tiene todo, pero aún así...parece que se te escapa algo. Quizá sea el no poder retenerlo, el querer más cuando es imposible nada mayor. Es como...cuando eres pequeño y estás deseando que lleguen los Reyes Magos. No sabes qué pedirles y sabes que a los 3 días te habrás cansado de tu regalo, pero aún con todo te hace muchísima ilusión, estás eufórico. Y no te cansas de desear que vuelvan, aunque el día de Reyes fuese ayer y falte un año para que regresen. Ooo.....buff. Como cuando tu madre hace tu comida favorita. Te pasas todo el rato oliéndola mientras cocina. Y cuando te la estás comiendo, saboreando, sientes como que falta algo. Como si fuese una pena que al fin y al cabo, lo que haces es para comer. Pero a la vez sabes que es insuperable, porque es tu comida favorita. Qué sé yo, es que es muy raro...¡Ya sé! Es como cuando haces un viaje cojonudo. Estás viendo cosas preciosas y teniendo momentos realmente especiales. pero también sabes que es un viaje irrepetible y te da rabia pensar que pasa muy rápido y que alomejor no lo estás exprimiendo a fondo. Sabes que sí, pero quizá no. Y vives cada segundo maldiciendo los que han pasado y queriendo mantener todo tal y como está. Te pasas el rato haciendo fotos y vídeos, aunque sabes que no será lo mismo. No quieres ni fotos, ni vídeos, ni recuerdos. Pero tampoco sabes lo que quieres....buff...genial y horrible a la vez. ¡Pero es que tampoco es así como me siento! Creo que necesito una valeriana.


-Ahora te preparo una. En resumen, que esa persona te roba toda la inspiración. Qué mal, no?


-Fatal, pero no es la persona, es el momento. Y no creo que sea así: no me roba la inspiración, me inspira tanto que no sé cómo plasmarlo.


-Ya, será el momento. O alomejor las drogas, no te jode. Repítetelo, a ver si te lo acabas creyendo. En realidad sería mejor para tí.


-No es que me lo tenga que creer, ¡es que es la verdad!


-Lo que tú digas. Valeriana, no?


-Sí, gracias.


-Me preocupas.


-Y yo...

3 comentarios:

Jessica dijo...

Wow... Qué aluvión de sensaciones! Me encanta el texto!

Yo ando bien, en plena depresión navideña jaja.

Un besito! Cuídate!

Juli Ferrer Boix dijo...

ye, cosi! mola el text, m'agrada! ens vegem en Nadal!

Anónimo dijo...

gua-po

:)